A Candi II

Finalmente, y como debimos haber previsto, no hacerle puto caso
al médico acabó desembocando en un pico de temperatura muy por
encima a lo normal, fruto de que a la jodida infección no le bastara tan solo con joderte
el coño, sino que quisiera recorrerse también el tracto urinario, pasando por la vejiga y
uréteres, alcanzando así los riñones, mandándote directa al hospital,
donde ya llevas como una semana con el maldito Augmentine y
los calmantes.
No importa cuanto te hagan, porque cuando al fin pude
sacar algo de tiempo entre tanto Jagger y tanta paja, decidí visitarte al San Rafael de
A Coruña y lo primero que hiciste cuando entré en la habitación fue sacarme los pantalones y
comenzar a chuparme la verga durante unos buenos 10 minutos, para que pudiera hacerte una penetración como dios manda. No se si alguna vez saldrás de esta. No se si los gritos fueron
por el dolor o por el placer, y si fue por el dolor, no se si el tamaño de mi miembro tuvo algo
que ver o si fue tan solo la afectación bacteriana.
Nunca podrán organizarnos. Estamos jodidos. Y, estimado lector, pese a lo que se suele decir,
el sexo intrahospitalario es realmente excitante.

Ahora, que llegué a casa, noto que me está empeorando todo ahí aunque me haya bajado una botella. Creo que lo mejor será que concluya el poema y me dirija al baño, para ver como está la cosa y para
echarle algo de agua o masturbarme. Tal vez masturbarme alivie el dolor. Buenas noches.