A Dios

He salido a respirar el aire puro y enjabonado,
a tomar el sol austero y amado,
a silbar en el amanecer alado.

Y el aire lloraba y se apartaba,
el sol me apretaba y me asfixiaba,
y la mañana me gritaba cállate.

Mi pecho oprimido,
mis ojos amortajados,
mis labios mudos,
mi alma sorda.

Amargura en mis venas,
pesadumbre en mí corazón,
silencio y oscuridad.

Solo la soledad me escucha,
solo la nada me ama.
solo la tristeza me da consuelo.

Y la palabra simple, concisa,
odiosa y dañina, malvada,
y la oigo una y otra vez,
retumba constante, pesada,
que maldita y malsana palabra.

Adiós.......

 

Una palabra lanzada al aire como un dardo tiene un efecto de reverberación. Saludos cordiales.