A él

Querido

Mi alma esta lamentando, enfermo godeo.
Sin júbilo, sin consuelo, llena de envejecimiento.
Trascendido él hubo, donde debajo permanece en cielo.

Gélida actitud en la omisión de quién sea desvanecido.
Es aturdido, seguir merodeando en olvidos cálidos.
Entrañados se encuentren, aún en ese aspecto moribundo.

Que la grandeza, de las mil y un tristezas;
Y la mujer amante, ahora no sea más que miserable.
Fracasado seas, en el vidente de tu encanto y la traición.

Has provocado, remilgar en contra de tu amor;
El dolor, sepultado en lo más interno de su crudo corazón.
Y sentirse prisionera, egoísta, por la divagación.

Culpable ante ojos de los galardones, no eres.
En miras de la amante, defiende su mítico romance.
…Sigue esperando el día en poder alcanzarte….
​

 

Un placer leerte.
Abrazos y mi admiración.

 

En este poema hay una notable influencia de Sir. Rimbaud. De su Temporada en el infierno, sobre todo. Y ante todo ese simbologismo, ya no de él, sino tuyo, donde el terror se vuelve una vaporosa atmosfera laberintica, lleno de gemidos de hospitales, de rostros torcidos a muecas y de confeciones hechas solo porque meremodea la putrefaccion y la muerte.
Es un buen poema (no el mejor que te he leido) que tiene una oscura y subterranea continuidad con los otros.

Saludos.