1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

A Judith

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por Enrique Romero, 10 de Julio de 2016. Respuestas: 1 | Visitas: 249

  1. Enrique Romero

    Enrique Romero Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    11 de Marzo de 2015
    Mensajes:
    55
    Me gusta recibidos:
    94
    Género:
    Hombre
    I.
    Así cayó el ocaso en esta tierra desierta,
    que duró miles de noches solitarias.
    Arriba, sólo una estrella escarlata fulguraba.

    Embelesado por su rojo resplandor,
    quise tomarla para mi delirio,
    y aunque quise porque, después de todo,
    soy sólo un miserable confundido.

    Enervado, logré conocerla.
    Su consternación contenida,
    vi que era un reflejo de mí mismo.
    La toqué y también toqué mis recuerdos,
    su cuerpo herido, mi cuerpo herido;
    su abatimiento secreto, el dolor compartido.

    Ciegamente fascinado logré quererla
    y el amor incierto fue el océano turbulento
    en el cual nuestro corazones sumergimos

    Así sucumbí yo,
    al no poder sembrar la mentira en su tierra,
    en su tierra baldía de mis engaños;
    en cambio, enamorado de sus sabores
    sembré con besos en todo su cuerpo
    amapolas únicas de mi amor verdadero.

    II.
    Quedo perplejo al tocarte, extrañado
    de cómo el amor escapa de mi pecho.
    ¿Tú, en el delirio de sensaciones, lo sientes?
    Como en medio de nuestra locura,
    la noche se llena de aquella frescura
    que desprenden los cuerpos mojados;
    extasiados, por el perfume de un amor antaño
    después los tremores lúdicos llegaron lejos.

    III.
    Nos quisimos, entre el fragor y su pólvora.
    En las noches azarosas. Cerré los ojos heridos
    y la cabeza, como tendida sobre un hilo,
    se reclinó en tus muslos blanquecinos.
    Y así como en su noche la luna no es eterna,
    en tu día me fui como oscuridad alumbrada.

    Mas no hubo resabios, ni lágrimas saladas.
    Porque yo a ti te di mis huesos y mis cenizas,
    y con ellos tú hiciste un nicho de amor vejado.
    Así el amor que nos fue entregado, fue quitado
    de los hombres y sus desdenes, y dado a Dios,
    pues en él descansan los amores eternos.
     
    #1
    A pequeña anie y Paco Valiente les gusta esto.
  2. Paco Valiente

    Paco Valiente Poeta que no puede vivir sin el portal

    Se incorporó:
    6 de Enero de 2015
    Mensajes:
    57.961
    Me gusta recibidos:
    46.144
    Género:
    Hombre
    Muy bello poema de amor, me ha gustado amigo Enrique. Un abrazo. Paco.
     
    #2

Comparte esta página