A la higuera

A LA HIGUERA

Al árbol retorcido, ceniciento,
de inconsistente madera blanqueada,
con frágil ramificación cruzada
y hojas palmatilobadas al viento;
con chaparra efigie como ornamento,
que al ser su púber corteza dañada,
derrama astringente sabia lacteada
sobre las aéreas raíces del sustento.
Y a su oculta andrógina florescencia
que se transfigura en pulpa carnosa,
con dulce, blanca y roja infrutescencia.
cuantas veces desprecie tu fructosa,
y llevé corona, en penitencia,
de espinas de la petulante rosa .

 

la higuera de mi niñez, la de los dulces y gratuitos frutos, fea y desgraciada,..me has hecho emocionar recordando ese arbol al que nadie canto, mis aplausos

 

En este tiempo creo que estabas dando tus primeros pinitos con los endecasílabos. En este poema, por ejemplo, casi todos los versos tienen 11 sílabas métricas, pero con esquemas acentuales disparatados e incompatibles entre sí. Apenas dos son correctos (*). El resto requiere de una adecuación profunda del ritmo. Anímate a rescatar este soneto y, cuando esté terminado, no olvides avisarme para volver a leerlo.
Un abrazo.

 

Encantada de leer tu hermoso poema.
Me hizo recordar las higueras en casa
de mis abuelos. Me encantan los higos
dulces. Saludos cordiales.

 

Bello poema- homenaje a la higuera con estos versos tan simbológicos; la verdad nunca se me hubiese ocurrido hacer uno a la higuera.

Un abrazo, lo disfruté.

 

Hermoso poema le dedicas a este árbol llamado higuera. Ha sido un deleite leerte. Felicito tu talento poético y te envio un abrazo amigo.

 

Unas bonitas letras nos dejas en estas letras amigo Castro
donde esa higuera te ha llevado a dejarnos tus versos para
disfrutar de tu acertada inspiración hecha poesía.
No es solo como se escribe, si no lo que llegan a decir las
letras, y el tiempo que ha pasado desde este que publicaste
este poema hasta ahora, deja muestra de tu talento poético.
Ha sido un placer poder pasar a leerte.
Besos y un abrazo. Tere

 

Gran soneto amigo Castro
le dedicas al ficus carica
bajo cuya sombra tantas veces me he resguardado
en las tardes del estío.
Gracias compañero por este regalo
dulce como los higos.
Un abrazo.