A la que volvió (madurez)

No recompensa el tiempo a la juventud candorosa,
el cuerpo se deforma implacable como un vahído,
anquilosantemente se golpea la virtud y el descanso
el mismo de un año de lejanía.

El canto dulce de la belleza mas pura y joven depone sus armas,
sus rosas, sus lirios, sus claveles, y sus soles, demudados y depuestos
al grito trepador del gendarme tiempo,
una azulada mañana va cambiando al medio día soleado.

Hace ya siglos innumerables era juventud amable,
su gesto, su andar cándido, su tierna y mansa piel,
esa suavidad que apenas reverdece en medio del campo,
un baldón encrucijado arrastra el presente.

Hace mucho era un recuerdo nuevo y táctil,
apenas verde y rojo de mas suavidad y frescura,
ahora el camino tunco el vehículo arañándolo,
libido el tiempo ultrajo la fragilidad,
ahora pesa mas, su halo es ahora camino recorrido.

Acopiando el recuerdo primordial y efectivo
llega de pronto la verdad hecha realidad materializada,
llega que es ahora fruto y no suave pétalo primaveral,
ya no es mas pajarillo gorrión nuevo, y ahora gaviota incursionadora,
su tímido escanear ahora es mas torvo y asegurado,

Mi ojo no dudo ni repuso en dudas a experimentar,
ahí esta como siempre pero esta ves no igual,
mas descansada y mas alta,
Mi ojo ni mi corazón dudo pero algo cambio.
La ausencia tejió madurez.

Ya se…
se ve a la vista…
y lo extraño…
ya no vendrá…

Bueno nada pasa reteniendo haberes ni ayeres,
ayer juventud risueña y tímida,
ahora madurez volátil y pasiva,
ahora también un lejano pero no descompuesto dulce recuerdo de un ayer hace ya muchísimos siglos.