A las cosas que empiezan con la plata justa

El tipo saca del bolsillo el fajo.
Arriba billete de cien,
Abajo cambio y monedas.
Billetes rasgados
que con el tiempo fue juntando Justiniano Pérez.
Lo cuenta,
Lo recuenta.
Justiniano,
Justiniano…

Matrimonios sin luna de miel,
Sin camas matrimoniales,
Piso y colchón desvencijado y en la punta de la pieza,
Un televisor enorme y viejo que no funciona del todo mal.
Y alcanza justo para tapar la mancha de humedad.

Vajillas con un vaso de cada color,
De platos desiguales.
Algunos gratuitos,
Llenos de publicidades…

Coches viejos que culminan su viaje inaugural en el mecánico.
Negocios que apenas llegan al alquiler y el depósito.
Cartel de “vidriera en preparación” que sirve para ir zafando
Y luego se pone amarillo por el Sol.
Se hace eterno.

Ciclomotor sin papeles para reparto.
Los pagás barato, pero,
Primero se les rompe el nosequé.
Después el nosecuanto.
Cuando lo terminaste de arreglar te para la policía y…
“ciao ciao bambina”.
Todos a la comisaría.

La próxima vez que comience algo,
Primero junto la plata.
Pesito tras pesito,
Es promesa.
Ya estoy harto de andar siempre a las corridas
Y vivir haciendo remiendos.

Lo digo,
Lo pienso,
Y ni yo mismo me creo.
Mientras busco en el cuaderno,
algún hueco en blanco y no encuentro.

Como busqué ayer,
como busqué la semana pasada,
como busca uno siempre el gran negocio.
Inventar lo ya inventado.
Busca con la lengua afuera
como un perro flaco y descarriado.
Se cansa de buscar,
Choca contra la realidad.
Se pone una curita…

Sigue buscando.

 

Bueno amigo hasta la próxima ilusión…que tengo que juntar plata.