A los oradores que buscan lo insultante

Palabra tras palabra va hilvanando
la perfecta secuencia que elabora,
y el pensamiento que el cerebro mora
sílabas a la boca va dictando.

Parece más que hablar esté cantando
con esa voz que tiene embaucadora,
pero entre sus dos labios triste aflora
el insulto y el chiste más nefando.

Tu oración en el aire se desploma,
las letras van cayendo del oído
y muere hasta la más pequeña coma.

El hermoso lenguaje has corrompido
por rebuscar la obscenidad y broma
que sobra en tu discurso retorcido.