A los toros...

A los toros me llevaron
en una feria abrileña;
quizás nunca imaginaron
el daño que me causaron
aún siendo yo tan pequeña.

¿Por qué al toro maltrataban?
Mi mente no comprendía...
Banderillas le clavaban
y mis lágrimas brotaban
al ver tamaña agonía.

Tanta sangre derramada
salpicando por la arena
me hacía sentir angustiada
llorando desconsolada
y medio muerta de pena.

Recuerdo que me tapaba
los ojitos con la mano,
pero nadie se fijaba,
todo el mundo ovacionaba
y mi suplicio era en vano.

Cuando abandoné el albero
dije, triste y resentida
a mi madre: ¡yo no quiero
y en toda mi vida espero
ver jamás otra corrida!​

 

Lo que antes era considerado arte ha sido por fín descrito como lo que en realidad es, una barbarie. El hombre en su egoísmo seguirá matando y destruyendo su mundo en una paradoja sin fín.

Muy bello poema el que has compartido, Eratalia, ojalá sean esas nuevas generaciones las que al crecer hagan de la razón su norte, y entonces dejen de maltratar a los animales.

Un abrazo con amistad.

Giovanni

 

Muchas gracias por venir a inaugurar mi poema.
Este no es una impostura, sino absolutamente autobiográfico. Les di la corrida... Si no recuerdo mal nos fuimos antes de que terminase, porque yo no paraba de berrear, pero para mí fue muy traumático ir a ver aquello.
Un abrazo.

 

Sí, Eratalia, me dí cuenta de ello, pues una narración así no puede nacer de la imaginación solamente, y en realidad, tratandose de los animales, esto ya no se trata de gustos y colores, se trata de tener conciencia acerca de la unidad de la madre tierra y de dejar de agredir y destruirla.

Saludo cordial

Giovanni

 

Aplausos para ti Eratalia; he visto que es autobiográfico este poema; con razón lo has hecho con tanto sentimiento; debió ser ciertamente una experiencia muy traumática. Yo afortunadamente no he necesitado pasar por tal circunstancia para convencerme de lo bárbaro de esa "fiesta". ¿Durante cuánto tiempo más se va a considerar arte a este horror?

Gracias por editar este poema.

Un abrazo.

 

Gracias, Maramín por venir a apoyar mis letras.
Un saludo muy cordial.

 

Muchas gracias por el aplauso y por dejar constancia de tu paso.
Saludos cordiales.

 

Pues sí. Eso mismo es.
Yo debí pensar en mi mente infantil: tanto decirme que hay que cuidar a todos los animalitos, criaturitas de Dios y ahora me traen a ver como machacan a este toro sin venir a cuento. ¿Y yo qué he hecho para merecer esto?

Salvando muchísimo las distancias, porque no tiene nada que ver, esto me recuerda que el Domingo de Resurrección sale una procesión en la que va un demonio muy negro y muy feo y con la lengua roja, encadenado entre dos angelitos (dos niñas vestidas de primera comunión), y todos los padres le dejan a sus bebés para que los coja en brazos mientras les hacen fotos. ¿Tú sabes cómo berrean las crituritas, espantadísimas, que yo no sé cómo no les da un ataque al corazoncito ese pequeño que tienen, latiendo que amenaza con salírseles por la boca?
Y siempre me pregunto ¿No son conscientes los padres del trauma que puede suponer para un niñito pequeño que lo obliguen a estar en brazos de una monstruosidad que los aterra, mientras ellos se ríen muy divertidos y sacan fotos de su hijo martirizado?
Aquí no hay sangre, por eso digo que no es lo mismo, pero hay crueldad para con los propios hijos.
Son cosas que no puedo entender.
Menos mal que a mí no me hicieron foto con el demonio.

Y después de todas estas disquisiciones bizantinas te agradezco llanamente que hayas dejado tu comentario.
Abrazos.

 

Es increíble que en un país que presume de civilizado se siga haciendo "fiesta" a costa de herir y matar a un animal.
Felicidades por tu poema, Eratalia. Un abrazo.

 

Juntaré ambas anédotas que cuentas, Eratalia, con una reciente noticia de prensa muy sonada: te diré que hay algunos papás de esos a los que les gusta sacrificar toros ensangrentados luciendo su palmito en las plazas con traje de luces, que se dedican además en su tiempo libre a coger a sus tiernos retoños a hombros y ponerse a torear una vaquilla así de esa manera, ¡ah!, y se sacan fotos y todo de esa guisa como diciendo ¡este soy yo con mi hijo,! ¿a que soy valiente? ; ¡Ah!, y eso también lo hacen en nombre de una tradición familiar, dicen...
Como decía Unamuno: ¡qué pais, qué paisaje, qué paisanaje...!

 

Comparto ampliamente contigo ese bello sentimiento que transmite
tu magistral poema, aun viéndolo desde todas las perspectivas posibles
no encuentro dónde carajos está el "Arte". Es un acto inhumano, el prodigar
tal castigo público a un ser vivo, tal pareciera estar en la "Epoca del Circo Romano".
Grato me es pasar por tan bello poema, saludos y abrazos.
Alfredo

 

Muchas gracias, Libra.
Me alegro de verte por aquí.
Saludos cordiales.

 

Muchas gracias a ti por regalarme tu tiempo.
Abrazos.

 

Documento gráfico ilustrador de mi anterior comentario. Véase el disfrute de los tiernos infantes.

 

Gracias por alabar mi poema, amigo Alfredo, y por dejar tu opinión al respecto, es de agradecer.
Un saludo muy cordial.

 

Magnífica denuncia amiga eratalia. Yo tambièn sentí lo mismo de niño. Afortunadamente no me llevaron a la plaza, sólo tuve que soportar las corridas en la tele. Decía Gandhi que el grado de evolución de un país se mide por el trato que da a sus animales... España se define a sí misma con esta atroz barbarie y tantas otras más.
En lo referente al poema, precioso...

 

Pues sí, echa una ojeada a las fotos del demonio de la procesión del Resucitado y verás a los niños en pleno "disfrute" gracias a sus papás.
Y gracias a ti por tus amables palabras.
Besitos.

 

tu poema en primer lugar es una divinidad, en segundo , fortaleces mi debilidad ante este cruento hecho, yo no puedo, ni oír las corridas en la tele, cuando las pone mi marido, la única que no sabe donde ponerse soy yo y al final tengo que huir lejos, avasallan mi espíritu de tal forma ya, que me entran ganas de morir con el toro, marga

 

Veo que compartimos sentimientos. Gracias Jorge por pasar.
Un abrazo.

 

Te entiendo de maravilla, hija mía.
Gracias por pasar a dejarme tu comentario, guapa.
Besotes.

 

Cuánto tiempo sin leer unas buenas quintillas; y además sobre un tema en el que coincido plenamente aunque mis padres nunca me llevaron a ver una corrida de toros, menos mal; pero tengo que confesar que a mi padre y a mi abuelo les encantaba esa macabra fiesta... nunca lo entendí.
Mala experiencia, compañera, pero enorme el poema.
Un abrazote, y esperemos que algún día triunfe el sentido común cuando se habla de arte.

 

Apreciada Poeta Eratalia
Mágicas quintillas nos presentas amiga
elaboradas con la fina pluma que te caracteriza y que me hace su admirador
el contenido, explícito, claro, grita la verdad sin adornos, así de sólida ha de ser nuestra respuesta por tan indignante acto que aun en este siglo 21, en este tercer milenio de la modernidad humana sigue siendo práctica permanente en tantos lugares del mundo.
Imagínate por un momento, Eratalia, si este mundo fuese dominado por los toros, que sería de nosotros?
La especie humana, unica del reino animal que mata por placer, una verdadera lástima.
Recibe amiga mi más sincera felicitación por abordar tan sabia y poeticamente un tema tan bochornoso
Mis saludos, respeto y admiración
MANUEL

 

Seré guillotinado, pero a mí no me gustaban las corridas hasta que a los "veinte" más o menos, fui a ver una. Me encantó. A partir de ahí cambie mi indiferencia por las corridas por una cierta admiración por el torero. Ya se me ha pasado bastante y si tuviera que votar por la abolición de las corridas de toros lo haría a favor pero con pena por el torero. No conozco a nadie más valiente que un torero. Ponte tú frente a un bicho tan grande que viene de frente. Eso es un arte, pero tendremos que demostrar el valor en la guerra, que aún existe o votando al PP, manda cojones. Divago...(me gusta)
No a los toros en resumidas cuentas, por el daño al animal. pero qué arte.
Tu poema magnífico, como nos tienes acostumbrados.
Saludos, Juan.

 

Pues es que esas cosas, por lo que parece, no se llevan en los genes. A mi madre le encantaba ver las corridas por la tele y yo, como decía Marga, cerraba la puerta para ni oír al locutor que iba narrando la "faena" .¡Menuda faena la que le hacen al toro!
Un abrazo.

 

Pues sí, como El planeta de los simios, pero con toros. Menudas cornadas nos iban a meter una detrás de otra.
Me has puesto un comentario que me ha dejado sumamente halagada, no creo que merezca tanta generosidad de alabanzas, pero siempre es grato leerlas.
Un saludo muy cordial.

 

Guillotinas no he encontrado. Pero si prefieres el garrote vil...
Un abrazo (apretar hasta ahogar)...

 

Hola Eratalia: No has caído en el detalle que la gente si aplaudimos o soportamos estos espectáculos, es porque
antes nos atiborramos de alcohol, (que eso es otro espectáculo digno de ver por si y por las basuras que deja), elemento
que borra raciocinio y sentimientos, pero tu con tu bello poema has creado un buen antídoto que compensa la barbarie. Un abrazo. Amadeo.

 

Gracias, Amadeo, por venir.
Hacía tiempo que no te veía.
Un abrazote.

 

Hermoso, explicas muy claramente la cruda realidad de un suplicio.