A merced de un archipiélago

Me has dejado a merced del archipiélago
de un sol apareándose en las sombras
que no sé descifrar
de la persecución que me conceden.

Adelanto los pasos emigrantes
de tu memoria, y sólo algún tropiezo
de las fechas se instalan en las huellas
como islas desiertas en medio de la umbría.

Doy la vuelta, regreso arrepentido
de escapar de los círculos azules
que ruedan cada día, del diseño
versátil de las luces en la espalda,
de mi nuca baldía, sin mordiscos
ni marcas de una boca de horizonte
que guíe mi mirada hasta cerrarla
con la erosión de la humedad más íntima
y de la claridad de mis recuerdos.

 

Aler: esto es bello y profundo. Cuando una ausencia se instala llegan el recuerdo de todo aquéllo que no se dio, que no se logró y la ausencia entonces quema.
Felicidades y mis saludos.

 

Muy bello... Me encantó, amigo.

Un besote y bienvenido.

 

Quién no tuvierá memoría...para no recordar los amores idos y dolidos. Tu amigo Dago

 

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Leo y releo. Me pierdo entre los archipiélagos del sol y los diseños versátiles de esa espalda. Muchedumbre de islas exquisitas para pintar la soledad que jamás erosionará a estos versos ni los enmohecerá con las aguas del llanto ni de ningún otro fluido.

Excelente trabajo.

Un abrazo de bienvenida nacido en Buenos Aires.