A mi Madre

Madre altar gigante de ternura y de bondad, en ti se congració Dios para enseñar a tus hijos la verdadera definición del mágico concepto ¡amor!


Madre ser consagrada en la armonía, paciencia, alegría y dolores. Principio moral, delicia grande del hogar, piedra imantada donde fluye y se conjuga el amor filial. Amor digno y elocuente que demuestra cada día con sonatas musicales tus virtudes, energía y el placer espiritual que con cariño maternal legaste a los seres que tuviste en tu vientre, para verlos nacer sanos, a pesar de tus dolores y excitados temores.


A tus pies divina dama, con el goce sublime de haber nacido. Junto a tu pedestal donde crecen rosas e ilusiones diamantinas, inclino reverente mi Ser, para a tus oídos susurrarte con voz emocionada la dicha que cobija mi alma y recitarte este poema, que lo escribí una noche en que recordé mi infancia, tus denuedos, tus cuidados, tus ojos bañados de lágrimas cual sudor de la lucha interior que librabas cada vez, para aplacar el dolor cubierto de bondades, barnizado con dulzura multicolores llenabas a tus hijos de sana alegría, cuando al aparecer las mañanas tenías en tus manos el alimento del día.


Son tus facciones, ahora, las que consagran y reflejan tu hidalguía. Guerrera, luchadora, heroína de tantas batallas, condecorada con arrugas en tu frente, cual símbolo de tus innumerables combates de abnegación por ver felices a tus retoños, saciarles el hambre, llenarlos de luz y de calor, sofocando con denuedo y no menos templanza el dolor.

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felicitaciones .Saludos desde España