A otra ella

Ella no fuma marihuana ni escribe versos en el pantalón,
no sabe que alcohol lleva sangre
ni porque la cerveza siempre hace bien.
Ella tiene menos años que dudas,
pero no juega al ajedrez
ni menos sabe esperar sentada cuando en mis ojos llueve papel.

A ella la cuido porque no debo cuidarla,
le hago creer que las pastillas son para soñar
y no, que no soy amante, ni siquiera somos algo especial.

Tengo algunos ejercicios para falsos manicomios,
su boca es un holograma con botones.
Si la beso al revés crecen arañas en el vientre,
pero si la muerdo de costado un extraño roc encuentra su hogar.

Luego hay ciertos maleficios contemporáneos y tontos
como esto de dormir del lado de los pies
porque allí miro la ventana y no la puerta,
entonces vuelo y no corro,
entonces los aeroplanos mentales me llevan a otro nido
y no otra vez a la heladera, como ayer, como anteayer.