A tu espalda.

Entras en mi vida
para salir y volver
entre humo y tus fotos;
entre tu cuello
y tu hombro
me quedo aspirando
viviendo sin vivir
como flores marchitando
y me dejas pensando
mientras miro tu espalda
que se aleja
entre humo y palabras
que cortan
como navajas.


Llegas, me besas
y dices: "nunca te vayas"
luego te vas
y te acuestas con alguien;
no lo reprocho,
yo también lo hago
pero luego siento vacío y asco
sentado en la oscuridad
con otro olor
distinto e irreal
a mi espalda
que me clava
tu ausencia.


Siempre basta
solo una palabra
para que me tengas
y no hace falta nada
para que te vayas
y me reproches algo
que sólo es todo
lo que soy
cuando hoy
me hablas de dos hombres
entre los que elegir
y ninguno de los dos soy yo
luego te callas,
te vas
y me dejas preguntas
ahogadas en la garganta,
mientras me das
la espalda,
andas
y miro
tu pelo, tu cuello
y tu falda blanca.



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Gracias Martín, en lo refeente a la escritura tienes razón y tomo nota.

Un saludo.