A un poeta.

El oculta en los ojos su destino,
siglos y siglos de azules profecías ,
tiñen su sangre impura, de nobleza.
Lleva el alma de Antares infinitas
y en sus alas el águila reposa,

no ha inclinado al azur su idolatría,
ni sus manos, fueron esclavas del vulgar desvelo.
Ha tallado el carbón desde su alquimia
y el diamante surgió, pulida copa.
Licor de oscuros designios ha bebido
y mordió, mas de una vez, la carne rosa.

Mas sus ojos son puros, y su boca,
sabe a crepúsculo, a niebla.
Bestia que muere en el ósculo si roza
una piel delicada. El poeta reposa,
¿te incomodan tus alas de gigante?
¿Te pesa este designio de partirte

en cada vida que sangras, y morir,
en cada amanecer, en toda muerte
que tu cuerpo resiste…? inmóviles
esperan al acecho las musas que bebieron
de tu canto, no es el Hades tu mundo
ni es el cielo tu cruz, hay algo en ti que late.

Y no es la vida, es la Palabra, poeta.

 

Describes con mucha precisión y con un lenguaje muy poético, los avatares de los seres que adornan las palabras para hacerlas agradables a los sentidos. Me he identificado con tu versos y aplaudo tu creatividad. Un placer dejar mi huella. Saludos.