A una estrella

Te estoy esperando, sal,
muestra al mundo tu belleza,
eres tú, mi blanca estrella,
como un náufrago en el mar.
Y yo el eterno deseo,
a ti te pido milagros y tú,
carente de dios y hado,
no escuchas lo que yo quiero.
Te has ocultado, semblanza,
tras una cortina gris,
ha sido el sol en un tris,
que declaró su venganza.
Quizás te hiere el orgullo,
pues hoy la luna está llena
y cual dama de leyenda
tiene el alma de un capullo.
Quizá grande y suntuosa
y tú pequeña a la vista,
crees que no haces conquista
y su cara te hace sombra.
¿Y qué puedes decir de mí?
si cada noche te aguardo
ante el reloj más exacto
y esa espera es el morir.
Lucero, yo quiero que seas lanza,
que atravieses la tormenta
y que a mi ventana venga
tu vestigio de esperanza.