A una poetisa excelente.

Pequeña Fannie, yo te quiero mucho.
Como la pólvora a los perdigones de plomo, del cartucho.
Como la guitarra eléctrica quiere a los altavoces.
Y como los caballos de carreras que amagan con dar coces.


Te quiero como el saxofonista ama a los billetes.


Y como el grillo, que quiere ser encadenado con grilletes.
Te amo como el teclado quiere al ratón, a su vera.
Y como la pantalla, que se ilumina toda entera.
Pequeña Fannie, tú sabes quién eres.





Princesa, entre las mujeres.

 

Tampoco es para tanto, Jesan.
Escribo poemas divertidos, para el consuelo de los pobres lectores.
Muchos están a mi altura, y algunos incluso me superan.
Somos como los árboles de África.
¿ Sabes qué es lo que cuenta ? La telepatía.


Yo puedo contactar mentalmente, con Eón, que sí es blanco-azulado.
Y pedirle un poema, o dos, o cinco, o diez.
Pero no me los manda, así, de golpe.
Son sentimientos, entonces, que convierto en pensamientos.


Inspiración divina.


Con mayor o menor éxito. Puedo fracasar, obviamente. Porque a lo mejor, no percibo bien, a ese Creador. Es decir que mi cerebro o decodificador, debe estar libre de traumas. Y por otro lado, yo debo estar libre de Ego, que es el complejo de superioridad, y que me hace creerme superior a todos. Así que humildemente, libre de traumas.


Yo llevo practicando varios meses, ya. Es la labor de Medium.

 

Gracias, y lo mismo digo.
Ha sido un placer abusar de tu paciencia.
Ya sabes que la informática es información automática.
A veces, entramos en el punto de ebullición.
Y nos sale humo, por las orejas.