A una vocecita cualquiera…

Vocecita suave
Perdida entre balidos de borregos
desterrada de los capullos de abetos
arrullada en las trompetas sin arpegio.
Vocecita de algodón
Tanteando en el mar la tristeza de la luna
goteando el olvido de amar a ninguna
destellando en una sonrisa sin alegría
sirviendo en la tierra ausente de profetas.
Vocecita de miel…
Colgada en un muro como el mejor trofeo
brillando en la noche, ahogada en recuerdos
apuntando una rosa marchita en los dedos
ahogada en la aurora del último invierno.
Vocecita…
Voce-cita muerta
Vocecita cayendo en los murmullos
vocecita volando en el cielo nocturno
vocecita muda en el último grito.
Sara Montaño
Derechos Reservados

 

Precioso, hermoso, un poema muy lindo, muy bonito.