A veces primavera.

Quiero curarme de esta enfermedad:
la del ánimo roto por las voces.
Voces que me retumban tan feroces
que me crispan el tímpano… ¡piedad!.

Se me ha movido el centro… ambigüedad.
He perdido de antaño ya los goces,
tan sólo preocupan ya los roces.
No recupero el arte… de verdad.

Que ya no sé si alguna vez lo tuve,
o tan sólo en matices me entretuve
esparciendo palabra dondequiera.

Cuando era un gran placer desmadejarla
y tejerla de nuevo, manejarla,
por contemplar la imagen que surgiera.

Mas es una quimera.
La asíntota me acerca a poesía,
mas no habré de alcanzarla, estrella mía.