A vos

Vos, que andabas de acá para allá, siempre con los auriculares, tomando un mate por acá y garroneando alguna comida por allá como quien no quiere la cosa,

Vos, que aquella tarde te descubrí en el pasillo llenando una petaca de vodka, “es para el trabajo” decías con aires de justificación, mientras tu barba pedía perdón por no dejar de crecer,

Vos, que salías a las siete de la tarde diciéndonos que no te esperáramos hasta el otro día, noches blancas que pasabas por los rincones de la ciudad,

Vos, que te la pasabas tirado en el sillón mirando tele, levantándote solo para cocinar algo a tus harapientos compañeros, entre los cuales había un traidor,

Vos que llegaste queriéndote ir,

Vos, que tenías la cara pálida y consumida por tu pasado, que te sentabas bajo la autopista a hablar de cualquier cosa mientras un humo blanco y sin futuro salía de tu boca,

Vos, que hablabas poco el idioma y ante cada cosa que te decíamos, esbozabas una sonrisa que no se avergonzaba de su incomodidad,

Vos, que te levantabas a las tres de tarde solo para ir a trabajar, que por las noches íbamos a tomar unos whiskies, el cual encerraba la verdad entre sus cálidos hielos, solo por esa noche,

Vos, que te dormías para ir a las entrevistas de trabajo, que tu almuerzo eran siempre unas galletas y tu cena un té que no se regocijaba se su amargura,

Vos, que le robaste a quien te había dado de comer y huiste como una rata tras el queso que te iba a destruir de a poco,

Vos, que me sorprendiste esa tarde en la puerta y me dejaste un poema de Cortázar sobre la mesa,

Vos, que tenías miedo a tomar mate,

Vos, que en el 60 desvergonzada me invitaste a tu casa, decorada por tus ganas de tener a alguien al lado,

Vos, que borracho me supiste entender, a pesar de que durara unos días, que te preguntabas el porqué de todo y siempre querías ir mas allá,

Vos, que fue lo único por lo que me dolió volver,

Vos, que te enamoraste sin razón, sorprendiéndome esa tarde en la vereda,

Vos, que vendías flores en las casas, siempre tirándole algún perro a las mujeres para ver si alguna, alguna vez cedía a tu falta de seguridad,

Vos, que marcaste mi presente a fuego.