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Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por Kejah, 16 de Diciembre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 921

  1. Kejah

    Kejah Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    16 de Diciembre de 2010
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    Después de mucho tiempo y durante varios días, me he vuelto a involucrar de lleno en el juego social que nos impone la vida. Con una presencia constante pero a la vez lejana e inaccesible, los diferentes malabarismos, piruetas y acciones, me seleccionan como protagonista del siguiente número, que además de implicar mi actuación ante un reducido público, supone una evaluación de gran relevancia para mi modelo de vida.
    Irónicamente, y como si de una premeditada casualidad se tratase, un protagonista de esta historia mantiene una faceta de su vida relacionada con el circo. Cuando hablamos de circunstancias decisivas, en lo que conlleva implicación social esporádica, existe un escenario que lo define por excelencia: la noche.

    Una situación que compromete al ser humano implica una parte sentimental y otra práctica. A cada una de ellas se le atribuye una importancia acorde a la circunstancia y observando ventajas, desventajas, contexto, premisas y efectos posteriores. Si el enunciado contiene ingredientes como el hombre, la mujer, la noche, el alcohol y la música, podemos construir un análisis realmente interesante, a la par de complejo. Podríamos considerar como ingredientes principales los dos primeros, mientras que el resto conforman una bolsa llena de aditivos que, según su participación en la mezcla, nos proporcionará una reacción diferente de la misma.
    De las diferentes situaciones que se pueden dar según la presencia o ausencia de cada uno de los aditivos nos centraremos en la combinación que ahora mismo interesa, es decir, aquel análisis obtenido al mezclar, un hombre, una mujer, una noche, una cierta cantidad de alcohol y por qué no, una pizca de música que de el tono justo a la situación.

    Bien sabidos son los efectos que realiza el alcohol sobre el ser humano, pero en esta situación en concreto el efecto se basa principalmente en un hechizo que mezcla la vulnerabilidad, pureza y aquellos rasgos sobriamente controlados que definen nuestra personalidad, pero que por motivos diurnos tendemos a reprimir, una mezcla peligrosa pero que de noche florece tanto como ese efecto cala en la persona que se somete a él. Independientemente de las consecuencias de acorde al carácter de cada persona, existe un rasgo común, una predisposición a volverse vulnerable, un momento donde nuestras defensas sentimentales, aparentemente controladas, flojean, permitiendo una absorción mucho más grande de aquello que normalmente escondemos en la parte más recóndita de nuestro espíritu, una exposición que aparece cuando la situación en la que te encuentras propicia su apertura, su sincronización, la necesidad de salir al exterior, de apoderarse por horas del control de tus acciones, rigiéndolas a su voluntad.
    Si esa situación te la brinda, no una sensación, no un pensamiento imaginado, no una característica propia del espíritu, sino que interviene la parte contraria a todo eso, el cuerpo, cuando son tus sentidos los que colaboran con la parte sentimental, cuando existe una comprensión mutua, las consecuencias pueden ser, al menos y en el mejor de los casos, perdurables en días posteriores.

    Por hablar del efecto contrario, cuando la participación es del cuerpo únicamente, cuando son estos sentidos los que actúan de forma diferente al espíritu y además constituye la parte dominante de ambas, su consecuencia será de un efecto temporal menor, mientras que su finalidad se basará principalmente en la búsqueda por saciar esos sentidos alterados mediante esta sustancia química.

    Imaginar que nos encontramos en la primera situación expuesta, aquella en la cual, aparentemente el ser humano se verá sometido a un efecto posterior mucho más largo temporalmente, de intensidad variopinta. Teniendo en cuenta la implicación corporal y espiritual y el coordinado y compenetrado entendimiento entre ambos que supone una perforación completa a esa coraza de la que hablamos, teniendo todo eso en cuenta, imagínate añadirle un detonante externo, un ingrediente perteneciente al sexo contrario, un sentimiento que encaje de pleno en aquel hueco que previamente se hizo a tu coraza, un dardo impregnado del veneno que tanto necesita tu ser, un impacto de lleno en el punto más sensible de tu punto más vulnerable, un arma de doble filo lanzado por alguien que previamente sació la demanda establecida por la parte más externa de tu ser, los sentimientos quedan plenamente adormecidos, sedados por la hermosura propiciada, por esa gran mezcla que en un principio determinamos. Una penetración profunda y directa al corazón, que muy lejos de dañar, cautiva tu interior y brinda a esa persona genialidades que nunca habrías pensado siquiera atribuir, siquiera mencionar más allá en tu mente. Cuando el contacto corporal, el contacto dialéctico, y esa chispa de la que desconocemos su procedencia se encuentran en su máxima expresión, no puedes sino tener unas secuelas abismales.

    Por suerte o por desgracia, la idealidad de este caso es casi improbable, si bien se da la situación se da en una condición más real, con contras y pros. Lo que es innegable es que tiene ligada una consecuencia de diferentes magnitudes. Cuando te levantas al día siguiente no puedes sino notar un profundo dolor en el pecho, una constante agonía que parece haber penetrado más allá de donde cualquier enfermedad haya podido llegar nunca. Cuando comprendes la magnitud del hecho, el veneno ya se ha extinguido fugazmente por cada una de tus neuronas ocupando segundos y segundos, es entonces cuando borracho por el recuerdo y con una mezcla confusa de sentimientos y percepciones, intentas librarte de aquel embrujo que, lejos de ayudarte a analizar la situación que momentos antes viviste, se anuda a tu torso y te arrastra hacia una espiral infinita de atontamiento, desorientación y aparente bucle.

    Es cuando, tomado un margen temporal de desintoxicación, recuerdas el principio de todo, analizas aquellos ingredientes que, inofensivos al ser observados minutos antes de hacer reacción, han formado parte de la situación que vives ahora y te propones sacar un análisis objetivo. La agonía permanente en el centro de tu pecho no es más que el efecto ocasionado por la mezcla de alcohol y esa profunda grieta abierta debido al efecto del primero. Es así pues como mandas al traste todo tipo de conclusión que en un principio se te hizo imposible de comprender. Te das cuenta que no se puede sacar nada en concreto de una mezcla alterada con alcohol y una parte importante de tu pasado, una parte que ha establecido las grietas y remiendos de tu ser actual, llegas a la conclusión de que ha sido experiencia lo que has ganado y que al fin y al cabo es un experimento que probablemente se produzca en un futuro, y lo que es peor cuyas consecuencias serán las mismas, demostrando así la inexistencia de la exclusividad que te pudo suponer la primera situación que viviste en estas condiciones, echando por el suelo cualquier tipo de ilusión, pudriéndote por dentro, acabando con ese sentimiento de esperanza y convirtiéndote en una máquina que ingenua vivirá creer que su procedimiento es el correcto y cuyo futuro le deparará el momento ideal, una condición personal perfecta. Olvidando las sensaciones que ciertas situaciones le brindaron, convirtiéndose en simples ejemplos que mostrará como trofeos, que le recuerden aquella vez que fue capaz de hacer eso o aquello.

    ¿Dónde queda la implicación sentimental? Arriesgar, sufrir, querer, verse débil, vulnerable, apostar por los sentimientos, valorarlos, regodearte en ellos, para lo bueno y para lo malo. Quizás exista este momento, probablemente se acabe odiando, pero oiré plenamente como trabajan ciertos músculos que en mi vida sentí.

    Sé que fueron circunstancias alteradas, pero pude ver más allá del materialismo que encubre la noche, probablemente hable bajo los efectos de ese remanente explicado anteriormente, pero denota pureza. Tú fuiste la primera, te tendré en cuenta, al margen de la decisión que tome como máquina, este documento recogerá que alguna vez fui humano y que pude descubrir algo desconocido hasta hora, más allá de tus ojos.
     
    #1

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