Acíbar de tu boca.

La gota del acíbar de tu boca
se va quedando negra en mi memoria.
Y tal vez se convierta en triste escoria
o resuene en mi sien, que ya es de loca.

Yo sé que esta mi rima te provoca
y me provocas tú con esa noria
repleta de amargor, jaculatoria,
que me pone a escribir y me desboca.

Las palabras me fluyen cual arroyo
y me matan la sed en los mutismos
que ensombrecen mi voz alquitranada.

Apenas balbuceo con embrollo,
olvido que escribir tiene sus sismos
si queda la palabra en la alambrada.​

 

Si queda la palabra en la alambrada
y un canto misterioso te lastima
no importa porque has hecho en su tonada
tu casa entre las flores y la rima.

 

Tu casa entre las flores y la rima
tiene ritmo de soneto desbocado
que cabalga sin correa y no lastima
el ansia de cantar ahí a tu lado.

Un canto que no se oye en ningún lado
un canto como viento que en la cima
se filtra entre ramas alelado
y rumora en las olas cuando intima.

 

Si queda la palabra en la alambrada
y un canto misterioso te lastima
no importa porque has hecho en su tonada
tu casa entre las flores y la rima.

Y rumora en las olas cuando intima
su léxico de sal en los tritones;
prefiero de tu mano aquella lima
que pule y determina mis canciones

 

Que pule y determina mis canciones,
tu imagen que es sin ojos y sin boca
que trae de otra tierra emanaciones
y en puesta de cabeza me trastoca.

Está bajo de mí tu planta y toca
el suelo que transmite sus rumores
a mi planta que espera y se trastoca
cuando hablas de tu cielo y de tus flores.

Has de ver de cabeza lo que diga
¿y así vas a entender mi compañero?
Haré lo que yo pueda y que te siga
el soneto al revés con mucho esmero.