AdiÓs adiÓs

El dia que me forren
con tablas por afuera
y que,con cuatro palas
me claven en la tierra
encontrare la paz,
una gran paz,eterna

pa' mis ojos carnales,
se apagaran las luces
que siempre fueron bellas,
del día,de la noche,
del sol, de las estrellas

callaran en el aire
toditos los sonidos,
la música, los pájaros,
los truenos y los ruidos,
también mi corazón
callara su latido

y no podre llevarme,
todo lo que quisiera,
el auto,el termo,el mate,
la casa,la heladera

adentro de esas tablas,
pulidas y lustrosas
por mas que muchos quieran
no entran tantas cosas

y entonces dejare'
mi cuerpo a los gusanos,
y volare en el aire,
y desde el aire observo,
aquellos que lloraban
se transforman en cuervos.

y se llevan las cosas,
las cosas que he amado,
en las que he comido,
en las que me he sentado,
y afloran sus codicias
que llevaban adentro,
que yo me llevo aquello
que yo me llevo esto

y mi alma volara
para mirar los ríos
volveré a ver la luz
y escuchare sonidos
volare por las nubes
el mar y los tejados
y no recordare
todo lo que he dejado

MANGANGA

 

Un poema con sabor a elegía, para que no haya cuervos, quizás, es mejor invertir en un ataúd de oro, poniendo como garantía todo lo que no podemos llevarnos en el féretro. Un gusto leerle.

Saludos cordiales.

PD: Aunque se corre el riesgo de que, en plena madrugada después del entierro nos quiten el féretro y nos entierren en la misma arena.

 

si amigo,tenes razón,nada de oro ni anillos ni cadenitas y ni siquiera un diente.ya les paso a los faraones,ahora estan en cajas de vidrio, ha. un abrazo.(DIEGO)