Adios, me despido

Cae la noche implacable e impecable
vestida de pesada manta bordada de estrellas
con luciérnagas de soles y sales, de lunas y olvidos
separadas unas de otras por distancias abismales
y yo aquí cerrando un ojo las mido con mis dedos.

Mi cama es el ataúd que me alberga y me contiene
en el rito mal celebrado del sueño
porque tu me has matado con tu partida mi amor.
Los recuerdos de tu graciosa sonrisa,
esa que me daba la vida,
no alcanza para abrigar mi cuerpo en descomposición,
ni aplacar el raudo hastío de mi interminable sufrimiento,
ni calentar mi alma moribunda,
esa que el frío olvido de tu mente tiene por esclava,
y cuyas cadenas están formadas por eslabones de promesas incumplidas,

giro en torno al vástago insaciable del tiempo
suplicándole misericordia por mi sufrimiento
solo mira como yace a tus pies mi voluntad
de dejarte libre de mi pensamiento
y pido prestado al viento
una ráfaga de su aliento para cabalgar a tu encuentro,
soso, torpe y poderoso, obligado a vagar solo por el mundo,
mas no conoce de amores ni de ruegos el muy mezquino
por eso solo consigo robarle un suspiro
que batiendo sus alas llevará a tu oído
el silbido lastimoso con que se despiden las almas,
tan llenos de sales, soles, de lunas, mas no de olvidos,
"adiós me despido", es mi mensaje,
porque tu me has matado con tu partida mi amor.

Miro de noche al cielo
y las estrellas
me recuerdan el abismo existencial
que ahora existe entre nosotros
y trato de achicar la distancia
con lagrimas y recuerdos,
con soles, sales y lunas mas no de olvidos.