adiós, mundo cruel

si se abriera esa puerta
y por ella entrara aurora
y la oscuridad se volviera luz
y mi desazón se trocara en paz
-como si de pronto me viera transportado a irlanda
y caminara a través de la fulgurante iridiscencia verdosa de un hermoso valle
envuelto en la suave textura dorada del aire de una tarde al final del verano
acabando de llover y a lo lejos en el cielo sobre las montañas
hubiera suspendido un arcoiris-
y ella se acercara a mi cama y se arrojara en mis brazos
y me dijera llorando que me ama
-aunque ahora ya es tarde porque la brutal sobredosis
de antidepresivos hace rato ha comenzado a hacerme efecto-
y me besara con furia intentando hacerme reaccionar
y ya no hubiera nada que hacer
nada de nada
sólo entrar en la penumbra de la muerte llevando
el sabor de sus lágrimas en mis labios

[SIZE=3]y luego morirme[/SIZE]

 

Conmovedor, espléndido, un trabajo hermoso y estupendo.