Adorarte.

Siempre he fantaseado,
con despertar a tu lado,
así sin maquillaje,
el arte de admirarte.

Que dicha de aquel,
que dibuja en tu piel,
cada deseo cumplido,
amaneciendo contigo.

El embrujo natural,
de un beso al despertar,
sentir tus formas a ciegas,
tocarte sin que lo sientas.

Escuchar tu respiración,
como un arrullo de dios,
con tu cabeza en mi regazo,
en un tierno y cálido abrazo.

Me abrazo yo solo,
cuando tu ser evoco,
y dibujando tu cara,
al besar la almohada.

Me siento sentimos lo mismo,
cuando me vuelco en un ritmo,
de un frenesí con tu imagen,
pues tanto así deseo adorarte.

 

Adorarte y mimarte,
desnudarte, abrazarte.
Recorrerte, galoparte.
Nutrirte, regarte.


¡ Oh, planta de mis amores ! Árbol del Paraíso...


Me fui, sin pedir permiso.
El mono bajó del árbol.
Pero algún día se hará poeta.
Y dibujará a los pitufos, que viven dentro de las setas.


Ese día, fantaseará con hacer las maletas,


y emprender el regreso a casa.
¡ África ! Tábula rasa.
¡ África ! Sin Pecado concebida.
¡ África ! Y suero marino de René Quintón, imantado.


Increíble bebida.