Agobio

AGOBIO

Bienvenido a mi jaula,
donde se retiene mi aura,
donda hasta el más estúpido ladra
que es verdad su palabra.

Rodeado de mentiras me encierran,
muchos buscan la llave ninguno la encuentra.
Dramatismo por bandera.
Felicidad como meta.

Cruzan la línea falsa y terminan su carrera.
Creen tenerlo todo
¿Y de qué carecen? ¿No es obvio?

Estoy hundido en este mar.
Con mis palabras intento respirar.
La sociedad, ancla atada a mi pie,
no puedo nadar.

Cada frase una brazada.
Cada estrofa un respiro.
Cada final una daga.
Cada comienzo un alivio.

Si no escribo, adiós a la vida.
Aunque los sentimientos que plasmo me la quitan.

Somos falso oro que intenta rayar diamante.
Días maté persiguiendo el brillante.
Brillante de ojos que nacieron y sienten
como los míos que parecen impotentes.

Necesidad de encontrarse a si mismo.
Aunque las palabras te destruyan cual sismo.

Así mismo siento, así mismo vivo.
Así mismo siento, así mismo vivo.
Así mismo siento, así mismo muero.
Así mismo siento, así mismo muero.

 

Encontrarte a ti mismo, puede ser agradable.
Porque quizá seas otro.
Entonces, puedes ser heladero, estanquero, cantante, futbolista, actor de cine...
Y finalmente, Dios.
Pero la lista es larguísima.
Son muchos eslabones, de una misma cadena, en pro del sendero evolutivo.
Cada detalle tiene su debida importancia.
¿ Por qué ?
Porque Dios está en todas partes, incluso en la brizna de hierba.
En resumen: La hierba también es nuestra aliada.