Agonía

Existe en un momento de dolor el espacio,
Donde la memoria agita los recuerdos,
Y de ahí viene la nostalgia... donde las lágrimas

Son el sequito del sentimiento...
Profundo y meditabundo nos vuelve...
Y la tristeza para adornar la desdicha...

Son heridas flagelantes...
Son momentos de angustia...
Sumido en mi universo lejano,
Huyendo de una realidad funesta,

Al saber el castillo se ha caído,
Construido solo con naipes y algodones,
Que el viento desplaza sin piedad...

Acabarán mis horas de amargura,
Cuando me devore la serpiente,
Aquella que he alimentado por siglos...
Y ni siquiera el veneno que me duerma me dará...
Devorado de un solo bocado...
Y tal vez así termine mi sufrir...

Con cantos de inmenso sentir termino mi existencia,
Arrancándome los vestidos y corriendo como loco,
Mirando el firmamento buscando una salida,
Aunque sintiendo la presión de la desesperanza,
Que agita y mata lentamente mi corazón...

Entre sueños me vi,
Y entre ilusiones sonreí... pero nada queda,
Así como el frío rocío de las flores se evapora,
Así quedó destituido mi corazón desangelado...

Con profundas marcas de una vida solitaria...
Y miro con recelo mi pasado...
Aborreciendo mi presente y olvidando mi futuro...

¡Llámenle como os plazca!
¡Maldecirme hasta cansaros!
Realmente no me importa... nunca importó...
Y si entre lágrimas me veis seguid su camino,

No os detengan por mi causa...
Que el universo no se detiene,
No por alguien como yo...

Que ni lástima merezco,
Mucho menos una absolución...
Solo dejadme aquí con mis fantasmas,
Y así acabar de una vez esta obra...
Que desde mi nacimiento estaba escrito,
Sería solo una tragedia...

Un punto a favor de la burla divina,
Y una alegre conversación en el infierno,
Así me describo siendo solo yo y nada más,

Sin demora ni capricho... y con fina ironía por favor,
Que mueran los murciélagos,
Y que se brinde con sangre esta noche...
Y champaña para mis enemigos...

Que solo de morir de tristeza se trata,
Tal vez con un poco de Melodrama para el énfasis a este poema,
Y con una risa en mi rostro me despido,
¡Hasta volveros a ver cobardes idiotas!
¡Hasta volveros a amar!

Y solo una rosa negra adorne mi ataúd,
Con mortaja de lino,
Y empuñaduras de oro,
Y las llamas devoren mi cuerpo,

Así entre los hilos del viento llegaré a olvidar...
Lo que en esta vida fue tristeza,
Lo que en esta vida fue soledad...

(Suspiro) (Muerte)

Lord Vélfragor