Aguas adentro

Las grietas de las olas rasgan el piso blando de la playa.
Se hunden, se filtran como raíces sedientas y se rotan
en una danza rosa mate.
Se acerca una boca redonda y filosa y estremece,
confunde con telúricos orgasmos naranjas.
El mar se sienta en las crestas indecentes,
ordenando, seduciendo y aquella redonda boca le toma,
Le dice que lo necesita, lo dobla en mil partes y lo guarda en su bolsillo.
En tanto, estrellas ovaladas, erizos metálicos, escarabajos de agua entran a la boca de la virgen que cae, cae, delgada, sin peso, traslúcida,
ingrávida, muy blanca
al mar.