Ahora, es ineficiente.

Ahora, es ineficiente.

Un día mis manos gritaron,
Junto con mis ojos, un día gritaron.
¡Que inmundicia! sollozaron las vírgenes
Y Satán en su lecho, avergonzado.

Se han contaminado los cántaros
Su agua musgosa rebosa hasta mis tiempos largos.
Pero mi mano no lo soporta.
Desollad, desollad el martirio, ¡a fuego confinado!

No hay dulzura en ellos, gimió la peste.
Sin temblores, sin frío, sin melancolía, sin amaneceres;
Ríen por las calles, dando oro a los mendigos.
Lánguidos lazos, mi tristeza viene cuando me acunan sus telares.

Se hace estrepitoso el salto del salmón
Pero en las tierras de la bruma... ¡nadie!
Recogieron piedras mis lágrimas, y sintieron;
No hay olor, lo sintieron, siempre hay un ruido.

Mis manos gritaron destierro,
Junto con mis ojos, un día gritaron.
Destierro a ciegas, son sólo piedras
Son las lanzas coléricas de mi futuro.



Carlos Calisto
17/04/2011

 

El hoy es ineficiente como todos los tiempos si las circunstancias no están a nuestro favor. Me ha gustado el sabor a gotismo que le has dado a tu escrito. La excelencia se deja ver en cada una de las líneas de tus versos. ¡Salud!. Dejo estrellas en tu cielo. Un abrazo,

 

total concordancia no Katia, no podria haber otra forma mejor de decirlo, muy buen trabajo.