Ahora que muere

Soplaba la brisa entre su vestido
mientras miraba atenta la lastima
de la miseria en la que él se había convertido.

Acarició entonces,
traspasando su mano por el rostro del mortal
y sin dar consuelo alguno
lloró algo que parecía ser arena.

Brisa muy fuerte salía y entraba
por entre su pena y su tormenta
y dulcemente veía destruirse
a quien en vida amara.

Digamos que en su portento presagioso,
la oración muerta descendía de su boca.
El beso de la duda marcaba
el continuar del que agonizaba
para no sufrir su último escarnio
al beber la copa lista de tiempo acabado.

Si despertara,
la vería al lado de su cama.
Si durmiera se encontraría con ella.
Ahora que muere
estará con su silencio
todos los días.

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Te felicito, un poema muy bien hecho, saludos y cuidate...regalos de luz para ti...
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