Ajedrez

Sobre el tablero movieron los trebejos;
primero los blancos (los de ella),
luego los negros (los de él)
hasta no poder saltar más en ningún casillero.
Se miraron fijos
y abandonaron el juego
ante el temor del inminente jaque del otro.

Desde ese día
los dos perdieron
la batalla de los sexos.

El error fue nunca saber
que el sueño de las pieles
no se rige por ninguna estrategia.

 

Original comparación la del amor y el ajedrez, te ha quedado bien bonito el poema amigo danie. Abrazote vuela. Paco.

 

Claro querido amigo Danie, el amor es entrega, excelente poema. Un abrazo, que tengas una buena semana.

 

Gracias Paco por pasar. Me alegra saber que te gustó.
Un abrazo grande.

 

Gracias Tribu zen es un honor tenerte en mis líneas.
Muy buena semana para ti también, amigo.
Un abrazo grande.