¡ Al despacho del director !

Me preguntan,
en muchas ocasiones,
¿ A cuánto está el kilogramo
de kiwis rojos-granate,
o la calabaza marrón,
que sabe a chocolate ?


Me quedo pensativo...





De modo que se marchan,
por donde vinieron,
y no vuelven más,
a mi frutería.

¡ Oiga, por favor !
¿ Aquellos dálmatas azules,
y los dogos argentinos,
de color vainilla,
para decorar un castillo
medieval, a juego con
los cocodrilos amarillos
fosforescentes ?​

¡ Que no soy anticuario !
Soy frutero, y no decoro
interiores ni exterior,
o buhardillas y sótanos,
¡ Caramba, con los clientes !





<< No se trata de lo que tú
aprecies y consideres
oportuno; sino del consumidor. >>


Pero el cliente, siempre
tiene la razón.

¡ Espere, camarada !
¿ Ha oído usted hablar
de los sonajeros que producen
vibraciones mentales
a distancia, de tal modo,
que los pájaros de cordillera,
podrían evolucionar,
en tan sólo un período
de 10.000 años, para
desarrollar pensamiento abstracto,
si todos los vecinos,
ponemos de nuestra parte,
día tras día, año tras año,
siglo a siglo y milenio
a milenio ?​

Y me canso, verdaderamente.
Me canso de oír,
tanta cacerolada.
Tanta manifestación.
Gente que sale,
con pancartas, a transitar,
por el patio del colegio.
Si el patio es mío.
¡ La calle es mía !

Era broma, tránquilo.
No te pongas nervioso,
tránquilo. ¡ Tránquilo,
majete, en tu sillón !​