Al final de la escapada

Llegan grandes medusas a las playas:
flores de cinco pétalos, hipérico,
azahar, leguminosas frágiles
precursoras de un tiempo de derrotas.
Nos faltaba ese punto de agudeza
para ver la verdad sin disimulo.
Estamos al final del alambique;
recogemos la esencia , el elemento
que sintetiza nuestro desencanto.
Vemos la magnitud del desafío
en la palabra pérdida que exhibe
todas sus letras sobre el lateral
de cajas de cartón. Una mudanza
que conecta de nuevo con las cosas
mundanas, epidérmicas, baldías,
pero objetos que al cabo nos definen
como seres humanos esteparios
en busca de refugio, de comida.
Gotas de sangre que como migajas
dejadas al arbitrio de los pájaros
testimonian el paso de las horas
y se cruzan en una especie de
laberinto de espadas o de espinas.
Gotas de sangre. El arma humeante
queda sobre la escena, inerme, gélida
expuesta a aplausos críticos o a risas
que llegan desde el palco del piloto.
Que despegue el avión desde la pista
que deja atrás los veinte vanos años
de ocupación. Quizás nos vaya bien
desde las cinco puntas de las flores.

 

Gracias, Sergio.

 

Gracias, amigo. Un saludo.