Al final, lo que la vida es

Corazón de gusanos conflictivos
en todo sitio donde salgo y entro,
comiéndose unos a otros fuera y dentro,
en ardores voraces y agresivos.

Gusanos: viven muertos, más que vivos,
haciendo del consumo mutuo el centro,
reptantes y babosos al encuentro
común, en grupos torpes y masivos.

Sobre un fofo gusano otro se hacina
en viscosos sin fin grumos insanos
de hedionda y palpitante gelatina.

Son de evitarlos los esfuerzos vanos,
pues es la vida de gusanos mina:
toda gusanos es, fríos gusanos...

José Benito Freijanes Martínez​

 

Difícil será cambiar el ADN de esos bichos, cada cual es lo que es.
Pero digo yo que aparte de gusanos, también te habrás encontrado alguna perita en dulce, ahí sí que acuden; lo de comerse entre ellos, es puro instinto de supervivencia, como la vida misma.

Bon apetit.

 

Pues sí, es cierto que también se encuentran cosas buenas en esta vida, pero lo que trata este soneto es ser deliberadamente "elegante", en el sentido al que se refería Gutiérrez Solana en aquella famosa conversación con Gómez de la Serna:

-- ¿Y qué estás pintando ahora? --le preguntaba el escritor.
-- Algo muy, muy elegante...
-- No me imagino qué podrá ser.
-- Un matadero en el que están matando un cerdo.
-- Ah, sí, muy, muy elegante...

 

Esta claro, que cada uno tiene su propio concepto de la elegancia... y de lo que es un cerdo.
Por suerte, siempre está San Martín, ojo avizor.
... Esperando...

 

Tal cual! Después de esto necesito que alguien me diga que no está mal lo que pienso de mí mismo. Jaja.
Excelente trabajo.
Abrazo.

 

Me alegro de que te guste. Este soneto fue escrito con la intención de impactar desagradablemente al lector, y al mismo tiempo dar una imagen desagradable de la vida, en la que no es oro todo lo que reluce. Es una idea que importé del Barroco, especialmente de Quevedo. Un saludo.