Al lubrican

El mar perezoso y soñoliento abraza la órea arena,
meciéndola, acurrucándola,
besándola,
amándola,
lánguidamente y sin premura,
acunándola sin mesura.

La hija de los Titanes pasea por el firmamento,
presumida y bella,
acaricia dulce y tiernamente al viejo Neptuno,
incendiándolo con fuego de plata.

Las estrellas se estremecen y titilan inquietas,
reflejándose y coqueteando con el mar.
Una brisa tierna y dulce lo acaricia con ternura,
su olor a sal y mar embriaga y ciega.

Las olas murmuran entre ellas calladamente,
arrullando,
adorando,
besando,
la dorada playa,
se estremece a cada palabra,
a cada susurro,
Su sempiterno amante....

Los devaneos y coqueteos continúan,
amantes incansables,
pasiones ardientes,
el mar, las olas, la orilla, la arena , la brisa, la luna, el firmamento....


Helios irrumpe impetuoso y celoso en su carro de fuego celestial,
acosando y persiguiendo a la bella doncella,
que en carro de de plata huye despavorida,
trotando hacia el lejano oriente.

La noche termina,
la magia se esfuma,
se desvanece.....

Sueño y fantasía despertados son
La realidad llega dura e intransigente .
Un día mas....

 

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Equipo de moderación.

 

Es un gran poema, belleza magnífica.

 

todo un honor maestro su comentario