Al pie del Avila

Al pie del Avila

Por José Luis Mendoza

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Al pié del Avila ahora

reluce una bella flor

y ahí descanso mejor

hasta que llega la aurora.


De lejos es alegría

cuando lo veo me solazo

y me siento en su regazo

de noche como de día.


Señor Avila le digo

cómo está su contenido

usted es mi consentido

y siempre mi gran amigo.


Tiene barbas en remojo

a veces les prenden fuegos

y vuelan miles de ruegos

para ayudarle en su enojo.


Pero siempre está contento

cura muy bien sus heridas

y nos da ejemplo de vidas

por nosotros está atento.


Su vestimenta de verde

se sacude las cenizas

que se marchan con las brisas

así siempre se recuerde.


Sólo le pido al Creador

de esta gran naturaleza

que con toda su grandeza

castigue al depredador.