Al soco de mi Dios. Soneto.

Al soco de mi Dios me colmo el alma

y todo se me muestra amanecido,

inane no me vence el mal torcido

y claro me hago calma de su calma.


Pendiente de su voz nada desalma

el pecho si me abraza agradecido;

amigo, da virtud a lo sentido

y vivo vive al roce de mi palma.


Latido es su verdad, divina llega,

perenne donde el cielo se declara

garante del amor que se despliega.


Al soco de mi Dios, razón preclara,

y fuerte como fuerza que se entrega

resuena la expresión viviente y clara.


13/03/2019