Al son de la música…

Al son de la música…





Bailando con otras me viene a la mente
tanto que gozamos en fiestas tan bellas,
cuando alegre contigo gozaba candente
en noches rumbosas llenas de estrellas.

Tu vestido volaba cortando el aire
tus pies no se sentían tras el compás
y lo llenabas todo con tu risa y donaire
¡y el tiempo pasaba dichoso cual más!.

Hoy estoy aquí con el corazón roto
solo y triste rodeado entre tanta gente,
con mi cariño escondido e ignoto
oyendo parodias, lo más indiferente.

¿Qué me valen amores si la luna no tengo?
la que me mueve el piso conmigo no está,
¿para qué tantos amores si no me entretengo?
porque la que yo quiero ¡no regresará!.

Las pavesas en mi alma se atraviesan
y todo lo llenan de cenizas, copas de vino
que lanzo a la hoguera, cuando empiezan
las tristezas, entre zarzales de espino.

Como deseo que el sol con sus rayos
de un sacudón me quite este amargo
y sienta alegría cuando canten los gallos
y al cruzar un arcoíris me quite el letargo.

Páginas de sal mis lágrimas escriben
en esta montaña de gratos momentos,
del querer del ayer su tristeza perciben
los dulces aromas que hoy son tormentos.

Con un martillo quisiera derribar
los castillos de oro donde te escondes
y traerte a esta fiesta y conmigo bailar
sintiendo tan rico como respondes.

Más la tierra se abrirá y te encontraré
si no me tragará y hallaré sosiego
y desesperado por ti ya no sufriré
¡y el corazón feliz arderá en el fuego!.





AUTOR: Silvino Gerardo Becerra Gamboa.
Jueves, 19 de marzo de 2013.

Composición Registrada.
©Copyright.
​

 

Buenas tardes Silvino Gerardo:

Y yo, que apenas he tenido el gozo de bailar con alguien, hoy, mientras t leía, he sentido, tus manos en mi cintura, un pequeño lamento de un pisotón, por no llevar el compás.

Pero tu, si has sabido llevar el ritmo en estos versos, un poema melancólico, en el que hasta la música de fondo y sus instrumentos, se podía apreciar, porque cada estrofa, estaba en su lugar.

Me quedo con estos versos:

Como deseo que el sol con sus rayos
de un sacudón me quite este amargo
y sienta alegría cuando canten los gallos
y al cruzar un arcoíris me quite el letargo. ​

Una maravilla, aunque mi baile, haya sido en solitario.

Un abrazo.