Alambres del acordeón

Alambres del acordeón


Yo soy el artista, yo soy el mago de voz,
la palabra que hiere, vuestro látigo y verdugo,
el dolor de muelas, y vuestro egoísmo feroz;
que llamáis al pobre, mendrugo,
y escondéis el pan que es de…
De nos.

Pero yo os aseguro que vuestro orgullo es precoz,
que no reiréis cuando llegue el mañana,
donde el eco renuncie a vuestras palabras,
y retumben clamores, cañones,
albores y alientos de la condición,
pasaros por fuego y por duelos sentidos,
a ver si clamáis, y decís que un poeta murió.

Ignorantes creéis que lisonjas son buenas,
pensáis solamente en la satisfacción,
sin ver satisfechas vuestras maldades,
ni tener conocido al crítico amor.

Por eso el amor que alentáis es falso y podrido,
está lleno de trampas de la presunción,
y vuela entre antros que son vuestros karmas,
sin alas que puedan llegar hasta dios,
un dios que creísteis lleno de canas,
un dios cuya cana nunca existió.

Seguiré intentando contaros verdades,
pelearé verdadero en el ton,
soportar vuestros tones morales,
sin que llegue su mar a ensuciarme,
sin que pueda ensuciar vuestro sol.

No tendréis más paga que tierra,
y no habrá un rescate mayor,
que sembrar sobre vuestras cabezas,
lo que hicisteis del hombre,
sin amor, sin amor;
y si pensasteis que fue por amor,
me remito a las falsedades,
de vuestros actos sonados
retorcidos alambres del acordeón.

¡Pero espera!, que contáis por hazaña
las más duras cadenas con que atáis munición,
y se os ven las culatas de las metralletas,
escondéis los cañones con decir que quincalla
y mostráis los galones que no son galardón.

Sois pacíficos e índicos,
sois recíproco altar sin amor,
que ofrecéis el amor a quien ama,
y negáis el amor al amor.

Yo, atlántica furia,
llevo el odio hasta el fin de ese dios,
cuando entierre lo que ya tiene bula,
será un bulo más del cajón.

Y quien abra el cajón que es embulla,
que se calme con paz, medio acierta,
si comprende que paz no es amor,
que justo será amar tienda,
y más justo armarse de rienda,
de habla serena y con sable tizón.

Los que aman, no aman si amor,
es amor por amor sin poema,
y un poema es amor de poeta,
y un poeta que odia no espera,
el amor que debierais a su sinrazón.​

 

Poema al amor, en contra de la guerra, tal vez hasta intuyo algo de los piratas somalíes donde hablas de índico, o de la yihad islámica, no lo sé, no acierto a destacar indicios, en todo caso, contra los tiranos de la guerra, los señores de esas guerras inventadas con clamores para alimentar a aquéllos que tienen hambre de pan, y se lo entregan por trueque de balas, de confraternizar en luchas inventadas para nada. Ojalá esté comprado como aventuras el trozo de tierra para todos ellos. Y cavada por todos nosotros para esconder ese odio don Nadie.
Algo así he creído entender dentro de un lenguaje sugerente de muchas cosas, y muy, afortunadamente, belicoso con los que ultrajan.
Abrazos

 

Yo diría que es un poema de autocrítica a mí mismo por no poder mostrar de forma permanente al artista, o a Francisco...
Aunque hay otra lectura, pues quien odia no sé sí es Francisco u Orfelunio...