Algebra y trigonometria

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Álgebra y Trigonometría

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Sí, es tu corazón esquivando su propia sombra,
cuando tenía cinco años de cintura
imaginaba tu rostro descubierto en el dorso incendiado de la madera.
Sí, son tus manos apagadas en mi pecho de muela,
cuando la temperatura de los caminos
se me hace demasiado intransitable para tatuarlos de huella.
Sí, es el salón inundado de huéspedes amargos,
es tu piel convertida en zumo de lija,
son tus dedos escapando por los horarios de las estrellas,
son tus ojos enumerando la soledad del infinito,
es la alfombra convertida en recinto de lágrima,
o quizá son los huéspedes más ácidos de mi silencio
suplicando al Creador por un rabo de luz que no ciega,
y este golpe de arena enterrando tu recuerdo
bajo la más inaccesible cerradura de la materia.
Sí, es tu corazón esquivando su propia sombra,
cuando tenía cinco años de cintura
imaginaba tu rostro
descubierto en la más descalza armadura de las calaveras.
Sí, es el tiempo atrapando ladrillos en tu más torpe madrugada,
es este fuego de tenerte cuando ya te has ido sin piel
hacia el más inevitable silencio sin boda de las madrigueras.
Sí, el riesgo pareciera ser este meridiano
donde aprendemos a morir sin alas
bajo el látigo de los relojes,
o el miedo a tenerlo todo a golpes de fémur.
o la ilusión de tus labios dibujada en el abismo de mi ojera.
Pero sólo existen las puertas derrumbadas por tus sudores de naipe,
pero el riesgo es tan sólo la noche más íntegra
resbalando por el imaginario desnudo de tu sábana.
Cuando la sombra se llene de grillos besaré tu frente,
han sido demasiadas las horas sin lo inaugurado de tu cuerpo,
amor de semilla en la más virginal plenitud de la primavera.
Sí, es tu corazón esquivando su propia sombra,
cuando tenía cinco años de cintura
imaginaba tu rostro descubierto en el dorso incendiado de la madera.


Mario Santiago Carvajal




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