Algo de dolerse y ser meridionalmente feliz

Un día tendré tantos años que mi cuerpo abandonara el cuerpo,
y las penas, y la sed de ser una persona melancólica y alegre serán un sueño,
y en los ensueños todo seguirá igual de oscuro y claro.

Las serpientes tendrán nueva piel y se deslizaran las palabras
para tocar solo a los que se agachen por miedo, por soledad,
y tendré hierbas de mejor calidad y mis silencios serán muy largos
para fantasmas cortos, de esos nuevos, de esos que hablan con caricias en canciones.

Voy a matar tantas promesas,
y en cada defunción habrá un sátiro que contará chistes y sanas anécdotas,
vendrá el insondable recreo de las mujeres sin alma
que dirán ahora es tiempo de que me quieras.
Y será tarde, y muy temprano para mi sonrisa.

Van a destrozar mi sombra, las sombras de pájaros amarillos,
bordearé todo el tiempo la fiebre de las mil verdades en el pecho
y cada vez que respire con agitación, recordaré los nombres de mis amadas malvadas.
Seré blando y tierno como un cangrejo en fechas navideñas
y se me acurrucaran cucarachas en las manos y arañas en los ojos
y seré tan sucio para mentir que solo temeré del espejo y del toc toc de algún vecino molesto.

Tal vez un profundo rencor olvide pronto y sea alegre, gordo alegre y apostador incansable
quizá tenga todo, el día que no me quede nada por perder
y seré viejo con la esperanza de un niño que tiene todo por descubrir.

Ahora miro todos los agujeros que tengo en la carne
y me siento eterno, y frágil, y feliz siendo tan miserable,
veo que me alcanza con algunas risas a mis chistes tontos
y que nunca seré del todo pobre si aún tengo granos y un exilio como porvenir.

 

Buen manejo del lenguaje, grata lectura. Saludos.