Algún día me crecerán alas

Algún día, en el firmamento
navíos carmesíes atracarán
sobre las montañas de concreto,
¿hasta dónde llega este impulso
de sobrevivir en la monotonía?
hay ciegos que se dejan ver
por la ranura de la puerta,
hay quienes avisan en la correa
rutinaria sus despojos,
todo es luz y oscuridad…
¡oh enorme ciudad,
de dos caras como la luna,
déjame huir de tus alcantarillas
y del tridente que pica almas!
deja que surja el aliento
de las calles frívolas
y cada uno de los pasos
que sean libres del lodo oscuro,
no veo la luna…

Conozco esta parte del aroma
como al monóxido,
largas jornadas cortadas
con la misma tijera
y las mentes se proyectan
como sombras emulándose trivial;
¿oyes la orquesta en las agujas del reloj?
pican las piedras hasta el polvo,
las venas del suelo están secas
como un manto infértil,
tal vez a los corazones les empuja
la mentira en un monitor
y las alas mueren en el vacío,
algún día sobre estos muros
me crecerán alas,
¿Por qué no?…

El día y la noche compiten
sobre pistas fútiles,
las gotas del grifo despiertan y duermen
terminando en un hoyo insondable,
las monedas se juntan frías, mudas, inertes,
eternas son sus migajas en la cuenca del reloj ,
las fichas de dominó a veces se desploman
sin rumbo, pero llevándose los techos,
¿caer, pisar el fondo?
Algún día sobre esta mentira
me crecerán alas,
¿por qué no?...

Valiente mentira acecha las guaridas
como rapaces ordinarios,
mancillan, aprisionan la integridad
de los cuadros añejos,
la vida toma lianas inútiles
con un antifaz y un ciclo errado,
perdurable, ruin, sin sueños;
¿reacción química?
en este sol amarillo las flores
pincelan su libertad,
algún día sobre este ciclo
me crecerán alas,
¿Por qué no?...

 

A pesar del gris persistente, del ruido repetido, de las rutinas que marchitan el alma, queda una llama encendida: el anhelo de libertad. Tal vez no cambien las estructuras, ni se detenga el reloj que consume cada jornada, pero la esperanza —aunque tenue— sigue respirando entre los escombros. Imaginar alas en medio del concreto no es locura, es resistencia. Porque soñar con volar, aun dentro del encierro, ya es una forma de romper las cadenas. Algún día, cuando menos lo esperemos, esa posibilidad se volverá real.


Saludos cordiales