Alma de la Salina

Salitral.
Collar de perlas por el piso desparramado.
Eterna y triste fiesta
que baila en remolinos
con el calor del verano.

Viajera perdida,
alma errante.
Adentrándote en La Pampa escogiste tu morada.
Encontraste el lugar para secarte las penas,
allí donde el terreno se deprime.

Dejaste tu equipaje,
y fuiste a recostarte
con tu vestido blanco.
A quitarte la humedad de los ojos,
a hacer charque duro la carne
que no quiso verse envejecer por el tiempo.

Cencerro a cada paso el salitre,
que con paciencia el tiempo junta en los huesos.
Te buscamos,
perdida,
entre el reflejo que nos ciega.
Pero no hay más que gusto a viejo,
como sabor final del camino duro.

Quién pudiera devolverte
la humedad en un beso
en tu mejilla blanca,
amiga.
Reflejo blanco de mil soles
contestando al mediodía,
alcalino sentir,
salina.
Soledad,
olvido y nada.

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EL CHARQUE:
No pudiéndose conseguir provisiones en el camino, fue también necesario llevar con nosotros todo el comestible, así como útiles de cocina. Los peones viven en viaje exclusivamente de charque o sea carne preparada del modo siguiente, y cuya preparación constituye un comercio: una vez muerta la bestia, se desposta en grandes mantas; luego se llevan bajo la ramada donde se hacinan con capas de sal y se apisonan bien para extraerles la sangre y jugos: pasados uno o dos días, se separan y tienden al sol hasta que se secan y ponen completamente negras. En este estado se acondicionan en atados para exportación, consumiéndose mucho en el interior por mineros y en el mar por marineros. Cuando se come charque, se sazona con ají y pónese en agua caliente, haciendo una especie de sopa espesa.
ROBERTO PROCTOR (1823)

 

¡Compatriota! Recién reparo en ello.Te ví pasar rápidamente, te crucé un par de veces en los pasillos de Mundopoesía, más hoy me detengo ante tí ,ante esta obra. Muy buen escrito.Felicitaciones.

 

Maravilloso.

 

Te felicito, estimado compatriota Poeta del Asfalto,
por este poema que encierra ese espíritu que tan bien define
a la zona de salinas,
en el centro sur de la provincia de La Pampa, creo,
ya que hay salinas muy extensas también en otros lados de la Argentina;
Me pareció revivir las sensaciones de sed y calor al sol,
en tiempos de mi juventud,
cuando trabajaba como proyectista vial en el monte,
entre Chacharramendi y La Reforma, hace ya más de cuarenta años...
en medio del desierto.
Sentir que los pies se me cocinaban dentro de las alpargatas
y el agua había que cuidarla porque se acababa más rápido
de lo que uno se imaginaba;
y esa referencia al charque, todo un hallazgo;
me has tocado fibras muy dormidas
y te felicito por esos versos.
un abrazo,
edelabarra