Alma vacua

Me cuesta olvidar las miradas,
las cosas que me dicen,​

sean sabias o necias,
no hago la vista gorda,
no hago oídos sordos.

Nunca olvido un consejo,
rebusco en la memoria,
hallando, siempre hallando,
siempre, contradicciones.

Uno piensa -Es así.- lo que quiere pensar.
Así es que me oriento
en sentido contrario al subconsciente.
Lo que sueño no tiene efectos sobre mí.

Confundir lo real es comprensible,
nunca estaré exento de ignorancia,
pero por el altísimo, le sacaré el jugo
a mi mente hasta hacer de ella un pandero.

¿Hay manual de instrucciones para sobrevivir?
He construido castillos en el aire,
para autoconvencerme de que mis rumiaciones
valen su peso en oro,
y que mi sentimiento también es verdadero.
La confusión me aborda, campa siempre a sus anchas.
Ella no puede irse porque es una emoción
-Se me olvidaba esta profundidad
que me caracteriza.
Para que me apasione o que me afecte,
debería de hablarlo con un profesional,
y no le garantizo nada.-.

Vida larga y estrecha, complicada y sencilla,
con tu breve trayecto,
dime, ¿qué perderé si me asalta la muerte?
Dicen que esa cabrona te lo rapiña todo.

No quiero que se lleve esa nada absoluta
en la que cabe el mundo,
mi profundo ejercicio
de fe desmesurada,
de trabajo en la sombra,
la justicia que tomé por mi mano,
la paciencia que tuve para con su eminencia,
el sigilo encomiable con que callé delirios,
paranoias, y algún que otro saludo.

¿No se aprecia lo listo que estoy para palmarla?

¿¡No!?
Me dejaría ver de arriba a abajo,
pero me libraría de una muerte "segura".​