Alma y espalda

Derrapan sueños y con ellos trozos de invisibles meses de esperanza.
A cuentagota veo pasar las horas, que no se denotan en mi reloj pero si en mi cuerpo.
Mirada perdida, pero si solo fuera la mirada la que no encuentra su rumbo no me alarmaría tanto.
Deseosa de un abrazo profundo que no encuentro y que extraño.
Noches de insomnio y amaneceres sin ternura.
Me pierdo en tus ojos y espero poder una vez más apoyar mi pecho en tu espalda. Escaparme en suspiros y en noches con sol. Porque mis soles con luna se están haciendo cada vez màs presentes.
Oír tu voz cerca de mi frente y endulzar unos minutos el aire que compartimos.
Extraño canciones y palabras. Sonrisas cómplices, tu mano en mi hombro.
Se extraña y anhela pero no lastima. Es encontrar las cosas bellas que tiene una historia como esta.
Tres caminos en la puerta de mis pies. Me lanzo o me quedo, quedarse es más seguro, lanzarse es... justamente lanzarse.
La mosca que vuela boca arriba relampaguea en mi cabeza y me roba una sonrisa.
Aprendo como nunca a llorar en silencio, convirtiendo las lágrimas en ruego. He crecido, ya no me miro al espejo con lágrimas, me encuentro fuerte frente a mi reflejo, igual nada es lo que parece.
Apresura tu venida, te espero hoy y te esperé ayer, no dudes que te seguiré esperando.
La posibilidad de sentirte una vez más se diluye lentamente en recuerdos. Certeza y verdad advierten que no volverá a suceder, mientras ninguna de las dos se apodere de mi sentir voy a intentar en los próximos cinco segundos ser feliz... pensándote.