Almas lavadas.

Las grandes migraciones de los seres,
solo el hombre las favorecido o detenido,
ningún ser viviente las ha contenido,
que lamentable y qué indigno, qué cojones.

Levantar muros entre nosotros mismos,
podríamos culpar a algún gran loco, qué histeria,
de esos que escribieron nuestra negra historia,
Con espadas y sangre, qué penosos somos.

Nos lavamos las manos, y callamos,
nosotros no empuñamos espadas,
legiónes de manos y almas lavadas,
navegamos, hasta que encallamos.

 

Nos dividimos en naciones, para comernos el mundo, como si fuera un pastel.
Pero lo que encontramos son enormes barreras, para la comprensión de otros idiomas.
Y así, unos quieren prevalecer sobre los otros.
Como si todos se sintieran superiores al resto.
Siendo natural, ese comportamiento, puesto que el Ego o complejo de superioridad, funciona de maravilla.
Entonces, la humildad es la solución a nuestras discusiones.
Ya que dos no se pelean, si uno no quiere. Pero ser humildes es una labor que siempre puede recorrerse, a lo largo de los años. Es una meta que queda muy, muy lejos. Por ello, siempre podemos ser más y más humildes; es decir, ser conscientes de que somos poca cosa.