Amanecer de un día

La cama deshecha
como si fuera un océano de esos de los mapas antiguos
con dragones pintados y precipicios a los lados
y abismos por donde caen los barcos
y por donde cuelga su brazo sin miedo a lo desconocido 1 minuto antes
de que suene el despertador con ese sonido que le ha puesto de las olas del mar
como si su teléfono fuera una caracola que le acerca a los niños a la oreja
para decirles ¿ves?,
el mar,
y cuando suena yo me hago el dormido
para escuchar como se despierta quejándose a los dioses
¡¡¡¿por qué?!!!
y no la contestan con palabras, pero hacen que nos riamos
de esta condena,

y me gusta entrar cuando se está duchando
y me hace la pregunta de siempre de si le puedo hacer un zumo ¿sí?
¿sí? ¿sí? ¿sí? mientras veo como se recoge el pelo a través de la
imagen difuminada en el cristal de la ducha,
y yo le contesto te lo haces tú
y se rie
como se ríen los dioses cuando les pregunta por qué
todas las mañanas del mundo.

 

Hermoso realismo de Loureed.