Ambrosía

Discúlpame viejo amigo
pues ya del cáliz no bebes,
del dulce jugo,
de la suave matriz,
de la bella esencia
que era el néctar
que tantas veces manipulaste
como tu dulce licor joven
que bebiste como loco,
de ese líquido infame
que te hizo soñar
que te hizo desear,
de la miel etérea que te daba
simplemente ni una gota más,
lo siento viejo compañero
de ahora en adelante beberás
de la copa de la soledad
probarás lo agrio de su hiel
y entenderás que la ambrosía
era un regalo efímero
que corazón solitario
no puede tener.

 

Conmovedor, hermoso, una preciosura divina muy bonita.