Amor, Amor

La ardiente sangre de las venas,
gritando va tu dulce nombre,
amada mía, mi adorada,
amor eterno, amor, amor.
Tanto te adoro vida mía,
porque te quiero con pasión,
y siempre te llevo en la canción
que mi delirio te engalana.
Todos los versos que yo escribo,
son musas adornadas del recuerdo
de tu cariño que me arranca,
el alma entera con tus labios;
con tu sonrisa, tu mirada,
que se reflejan dulcemente
en las pupilas de mis ojos,
que no ven más que tu candor;
dando a mis días los fulgores,
del renacer de la alborada,
cuando termina el frío invierno
de mi ansiedad, si tú no estás.
Cuando te tomo entre mis brazos,
recostada junto a mí,
sé que eres mía, sólo mía
y yo muy tuyo, tan fiel.

 

Le das un alegre ritmo a tus versos. La lectura es muy agradable. Te felicito.