Amor cristiano.

Yo solía entrar a comulgar, en las Misas frecuentes de mi parroquia.
Hasta que la vi, tocando la guitarra. Y la oí cantar:
No has nacido, amigo, para estar triste, ¡ Laralaralalá !
Aunque llueva en tu corazón, ¡ Lalaralaralalá !


Le pregunté: ¿ Tienes novio ? ¿ Tienes orejas ? ¿ Tienes ombligo ? ¿ Tienes cuello ?


Y se asustó.
La perseguí, por esos bosques de las Tierras Altas.
Fuimos por los pasadizos secretos de la pirámide egipcia...
Y se esfumó. Dentro de mi pipa de tabaco.


Charlando con el detective privado Sherlock Holmes, él dedujo que la mujer, era una bruja.


Quemada en una pira.
Pero se apareció, como si fuera un genio de la lámpara mavarillosa,
en medio de aquella nube de humo, en nuestra habitación.
Y dijo...


" Tengo fragancia. Soy sutil. Con elegancia. Etérea. Como el Walkman,
y las cintas magnetofónicas, no siempre vírgenes.
Soy el rollo de celuloide, para la cinematografía. Ésos son mis márgenes, y mis orígenes.
Y el micrófono de los cantantes, como Julio Iglesias. "


Ah, por eso, vives dentro del templo.


" No, porque yo vivo en un apartamento.
Dentro de un piso.
¿ Me acompañas ?
Eres un varón de España. "